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Diamonds Club (2008): Bien dice el dicho que las comparaciones son odiosas. He leido en varias ocasiones cómo se comparaba Diamonds Club con Goa y evidentemente no aguanta la comparación, entre otras cosas porque no tiene en absoluto nada que ver. Diamonds Club es un juego con una buena mecánica original en la que los jugadores compran "cosas" en una rejilla. La gracia está en que las celdas ortogonalmente contiguas a celdas ya compradas se van encareciendo y por tanto se puede intentar ocupar casillas que obliguen a los demás jugadores a comprar más caro las "cosas" que mejor le vienen. El juego funciona y no es en absoluto un mal juego, pero me dejó frío. Gustará y será odiado a partes iguales como sucede con otros buenos juegos como por ejemplo Notre Dame.

Die 3 Gebote (2008): O The Three Commandments es un juego que he definido, creo que con bastante fortuna, modestia aparte, como un Zendo party. Se trata de adivinar o intuir una serie de reglas relacionados con unos artefactos (bloques de madera) y con las acciones de los jugadores. El adjetivo Party viene por que hay dos mazos distintos. En uno las reglas vienen definidas por la situación de los artefactos en el tablero; en el otro mazo las reglas son del estilo de "Insultar a la Gran Sacerdotisa", "Decir tacos", "Tocar la mesa con la mano", "Bailar". Las reglas pueden dar o quitar puntos según lo ha establecido previamente la Gran Sacerdotisa. La crítica que se le hace es que no suele dar tiempo a inferir las reglas. Serían necesarias más rondas de acciones con el problema añadido de que el juego no guarda un registro de lo que se ha ido haciendo. Personalmente me ha gustado y me parece un juego divertido, pero necesita de la implicación de los jugadores que pueden dedicarse a tocar e insultar a la sacerdotisa o tratarla con amabilidad, bailar, cantar, levantarse,... Además el juego es precioso y las caricaturas del borde del Círculo sagrado son preciosas y divertidas.

Flussfieber (2008): Otro juego del gran Friedemann Friese. Un juego en la línea del Finstere Flure. En este caso, en vez de enfretarnos con un terrible monstruo, somos un grupo de leñadores en una carrera por un río. Una carrera de empujones y bloqueos en la que los demás jugadores tratarán de bloquear el camino o de empujarte hacia las corrientes del río que retrasan tu posición. El juego viene con la posibilidad de montar diferentes circuitos, con lo que tiene una buena jugabilidad. Cada carrera se monta con dos tableros y el juego viene con cinco o seis impresos por las dos caras. Un típico producto de la factoría FF, divertido y apto tanto para jugones como para la familia.

Hab & Gut (2008): Se trata de un gran descubrimiento. Un juego de bolsa en el que todos los jugadores disponen de información parcial del mercado pero distinta a la de los demás. Los jugadores comparten por parejas una serie de cartas que harán subir y bajar el precio de los productos por lo que se puede intuir qué compañías tienen un mayor recorrido, con cuales se puede intentar especular y cuales pueden ser una ruina. Con la información que se tiene y con las acciones de los demás jugadores habrá qué deducir cuándo es conveniente comprar y cuándo es conveniente vender. Hab & Gut tiene grandes virtudes, es muy entretenido y se juega en apenas una hora. Una de mis adquisiciones de Essen que probablemente verá más mesa durante el próximo año.

League od Six - Loyal Retinue (2008): La expansión de la Liga de los Seis supone, en mi opinión, una gran mejora al juego. Algo que se le achacaba, con razón, al juego original es que cada turno era una especie de repetición del turno anterior sin que hubiera una evolución. Con esta expansión se soluciona este defecto ya que las losetas que se colocan son diferentes según el turno en que nos encontremos y, además, dan beneficios durante la partida o puntos de victoria al final del juego. Muy recomendable para los amantes del juego original.


Powerboats (2008): Este juego de carreras de lanchas ha sido un éxito en las dos partidas que he jugado con diferente grupos de jugadores. Un juego muy bien pensado, divertido y que por mi propia experiencia gusta tanto a los amantes de los dados como a los que no lo son. El juego tiene un original e intuitivo sistema de azar controlado; en su turno el conductor de la lancha tiene la posibilidad de quitar o añadir un dado para conocer la velocidad y de mantener la puntuación de los dados jugados previamente o de volver a tirarlos. Múltiples caminos llevan a la victoria y el más hábil en sortear la multitud de islas que salpican el circuito será el ganador. En las dos partidas que he jugado, la reacción más común fue ¿cuanto te ha costado?. Una buena señal.

Steel Driver (2008): Después de una primera partida, sigo con grandes dudas sobre si vender este juego, vender Chicago Express, vender los dos o quedarme con los dos. Ambos son juegos de trenes en los que se compran acciones de compañías ferroviarias si bien el resto del juego es totalmente diferente. Dentro de Steel Driver hay dos juegos diferentes, un juego económico y un juego de conexión de vías en el que es fácil perderse en uno de los dos caminos, despreciando el otro, lo que lleva a una inevitable derrota. Un juego sencillo pero difícil de dominar por que hay más caos del que puede parecer en un primer momento. Por ahora necesito más partidas para una valoración más ajustada y no me atrevo a recomendarlo o no recomendarlo.



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