En estos días he jugado y descubierto:

Age of Empires III: The Age of Discovery (2007): Un juego con el sabor de los Eurogames pesados (Caylus y Puerto Rico sobre todo), con componentes vistosos. El resultado final es un buen juego, algo más largo de lo habitual con varias estrategias para llegar a la victoria.

Lobo (2002): Un juego introductorio sencillo y ameno. Utiliza una mecánica tipo Carcassonne para la construcción de prados con ovejas, bosques (donde podrá ir el lobo) y pueblos.

Morisi (2000): Dentro del original envase se encuentra un juego de conexión que es una pequeña joya de los juegos de mesa. Durante aproximadamente una hora la elegante mecánica del juego nos lleva de la mano casi sin darnos cuenta mientras intentamos conectar con los caminos que vamos construyendo el mayor número de ciudades posibles.
Con un día de retraso llegan mis reflexiones sobre las jornadas del fin de semana.
La única razón por la que estuve sábado y domingo en Alcalá fue estar y conocer a la buena gente de la BSK. He conocido a una buena parte del alma de la página, pero me voy de las jornadas con la terrible sensación de no haber compartido el tiempo suficiente con cada uno de ellos. Espero corregir esa carencia en próximos eventos.

Con JC/WKR pude probar dos de sus creaciones. Por un lado El Club de los Martes. Poco puedo decir de él, pues, cuando pensaba que iba a empezar el meollo del caso en cuestión se acabó la partida con la resolución del caso, así que nunca estuve dentro del juego.

Por otro, Off Screen un juego narrativo con muchas posibilidades y que asegurará grandes momentos de diversión y un buen pozo de anécdotas. Cuando haya varios mazos (el que probamos fue el mazo de Zombies) la rejugabilidad será más que interesante.

Y como no, también hubo sesiones de Icehouse. En mi caso pude probar Icetowers un dinámico juego de construcción en tiempo real muy bien pensado. De esos juegos que piden una partida detrás de otra.

Otro juego que pude probar y que se convirtió en uno de los juegos de las CLN fue Julchen und die Monster (Julieta y los Monstruos), que además es una de mis ultimas adquisiciones gracias a Almudena y Edu. Un más que divertido filler de cartas con deducción y bluff.

De las jornadas en sí, poco puedo decir, excepto que hacía mucho calor, había poca agua y que puesto que había varias consolas con el PRO, aproveché para darle una paliza a Andrés, que lleva resentido conmigo todo el fin de semana.
Los juegos probados esta última semana:

Caylus Magna Carta (2007): El hermano pequeño de Caylus no es sino una simplificación del juego de tablero que funciona bastante bien y que debería durar bastante menos (y que se transporta mejor).

Heimlich & Co. (1984): Un veterano premio del año que ha envejecido con mucha dignidad. Muy divertido como lo suelen ser los juegos en el que tienes que engañar a los demás para ocultar tu objetivo.

El Ladrón de Bagdad (2006): Típico eurogame. Híbrido entre tablero y cartas, tiene unas reglas muy sencillas. Tan fácil de jugar que siempre se termina con una agradable sensación de diversión.

Sleuth (1967): Un clásico en los juegos de deducción. Si consigues un buen sistema de anotación para tus pesquisas tienes la mitad de la partida ganada. Eso sí, no conviene jugar con más de cinco personas. Con más jugadores hay demasiadas opciones y muy poca información.

TransAmerica (2001): Muy entretenido juego de trenes por su dinamismo y su inexistente tiempo de espera entre turnos (downtime). Una más que grata sorpresa.
On the Untherground es un juego sobre el metro de Londres que, a primera vista, puede producir la sensación de ser parecido al Ticket to Ride, pero bastan un par de turnos para darte cuenta de que no tiene nada que ver. Siendo un juego sencillo, On the Underground es un juego más complejo que TTR y con más posibilidades de interactuar con los demás jugadores, pues puedes dedicar parte de tus esfuerzos a bloquear la ampliación de las líneas de tus contrarios.

La mecánica del juego es la siguiente:
Del mazo de cartas de destino (cartas con todas las estaciones del metro) siempre hay cuatro cartas a la vista que son los posibles destinos del pasajero (una pieza del juego que viaja continuamente por el metro de Londres)
  • Construir tramos de vía: Dependiendo del número de jugadores, cada uno de ellos tendrá dos, tres o cuatro líneas diferentes que construir. En cada turno se construyen hasta cuatro tramos.
  • Mover al pasajero: El pasajero se moverá desde la estación en que se encuentre hacia el destino que más cerca le pille (es decir, aquel en el que tenga que caminar menos y hacer menos transbordos.
La puntuación se realiza turno a turno y se puede conseguir de varias maneras:
  • Moviendo al pasajero: El pasajero da un punto cada vez que viaja por una línea al jugador dueño de la línea. Para llegar a su destino, el pasajero puede que tenga que viajar por varias líneas por lo que dará varios puntos.
  • Conectando con el ferrocarril: Determinadas estaciones están conectadas con el ferrocaril. Cada vez que se construye un tramo que llega a una de estas vías se consigue un punto de victoria.
  • Llegando a los finales de trayecto: Los tramos que llegan a las estaciones marcadas como final de trayecto, otorgan dos puntos de victoria.
  • Conectando intercambiadores: Hay ocho intercambiadores agrupados por parejas que se distribuyen aleatoriamente por el tablero. Cada vez que se conecta un intercambiador con su pareja con una misma línea se consiguen tres puntos.
  • Con líneas circulares: Si se construye una línea circular se obtiene un punto por cada estación que se encuentre en el interior del círculo y que no pertenezca a la línea.
Esta variedad de puntuaciones permite variedad de estrategias y la posibilidad de que cada partida sea diferente. Cada estrategia tiene sus pros y sus contras y lo fundamental de este tipo de juegos es que no se puede ir a por todo.
Lo que más me gusta: La variedad de estrategias recién comentadas. Los componentes me gustan y sobre todo la caja que contiene un tablero más grande de lo habitual en un caja mucho más pequeña de lo habitual.
Lo que menos me gusta: Con el número máximo de jugadores (cinco) es probable que el tiempo entre turnos se haga demasiado pesado.
Conclusión: On the Underground es uno de los juegos que más gratamente me ha sorprendido en los últimos meses. Un juego atractivo y con muchas posibilidades.